Duelo
Un adiós literario
Las ideas son como el vino, mejoran con el tiempo.
Llora poesía, ten consuelo de tus fieles. Ha fallecido Gabriel García Márquez, el realismo mágico y visionario de la literatura latinoamericana a los 87 años.
El mundo entero ya lo sabe. Gabo se fue pero sigue en todos lados. Le ha quitado protagonismo a Dios.
Tristes están los que hoy lo recuerdan en sus obras. La casa (Colombia) guarda el luto. Macondo ha quedado huérfano, el creador ha partido, para nunca más volver.
Gabo déjame decirte que la vida golpea mucho. Este ha sido uno de tantos golpes: duro, feroz y sin piedad, como aquel derechazo que te propinó Mario Vargas Llosa en un acto público realizado en México allá por el año 1976. Yo sé que ese golpe no te lo merecías. Sé que quisiste ayudar a la pobre Patricia a obtener el divorcio de Mario. Estoy seguro que Patricia desde ese día te agradece y hoy más. Reza y piensa en ti, llora por ti.
Mientras tanto el “boom latinoamericano” pierde hoy el penúltimo de sus filas. Hoy es posible que en cielo se esté preparando la mejor literatura. Gabo tenía que estar ahí. Presente. Y a pesar del miedo a volar, te fuiste, con una nueva melodía que te ayude a llegar bien a tu destino.
Creías que casi nadie sobrevivía siete años al Premio Nobel de Literatura. Por ejemplo, Sully-Prudhomme murió seis años después de recibirlo, Theodor Mommsen al cabo de un año, hasta Albert Camus falleció dos años después del reconocimiento. Tú recibiste el galardón a los 55 años y sobreviviste treinta y dos años para contarlo.
Quiero decirte por último que lo último que leí fue un texto tuyo “el mejor oficio del mundo” exactamente hace una semana. Y es verdad, en el periodismo se sufre como perro, pero no hay mejor oficio que este.
“El periodismo es una pasión insaciable que sólo puede digerirse y humanizarse por su confrontación descarnada con la realidad”
Ya te fuiste de aquí. Sin dolor, sin pena. Porque lo único que a ti te duele de morir, es que no sea de amor. Que la vida no es lo que uno vivió, sino lo que recuerda y cómo la recuerda para contarla.