Bien dicen que cuando el sol sale, sale para todos, aunque a estas instancias más parezca un eclipse solar.

El domingo pasado fueron las elecciones municipales 2014, y como en todo proceso electoral, hay ganador. De primer plano el voto popular ha ganado, y así se ha decidido democráticamente elegir a Lucho Castañeda Lossio como el nuevo alcalde de Lima (trago amargo y difícil de pasar) para el 50% del electorado que repartió su voto en lo que quedaba del cóctel electoral (13 candidatos a la alcaldía de Lima) de manera que el otro 50% le dio una nueva oportunidad al líder de Solidaridad Nacional de demostrar que “no roba y si hace obras”, dejando así al resto de candidatos aplaudiendo con recelo el triunfo de un mudo que hoy les grita como respuesta que el pueblo confió en él.

Lima es un ring de box y más si la población se fragmenta en una guerra política - electoral. Primero los candidatos a la alcaldía, enfocados en la pelea por el sillón Municipal, sin caer antes que suene la campana. Segundo el ciudadano como fiel seguidor de estos. Todos quieren pelear. Cada quién desde su esquina analiza al contrincante, pero eso ya es historia en la democracia peruana.

Hoy si existe pelea o mejor dicho resaca electoral, lo lógico y clásico es la disconformidad contra la conformidad, la honra del candidato que no ganó contra la honra del candidato que sí gano. Que mejor que el ciudadano para ejercer esa justicia. Es probable que durante una semana de inyección política, los dardos estén sueltos: “Roba pero hace obras”, “Nosotros matamos menos” “Si se atreve, pero a qué” “Es aprista, todos ellos son rateros” “Y ese, cuando ha sido?” estas serán posiblemente alguno de los argumentos que utilizará el ciudadano limeño frente al dolor, frente a la resaca que al menos les durará hasta que todos dejen de joderse.

El ciudadano necesita una pizca de fe y esperanza. Creamos que el sol de solidaridad se las dará. Sabiendo a voz del nuevo alcalde de Lima que su visión de despolitizar el consejo Metropolitano, buscará trabajar con toda las fuerzas políticas que tengan buena voluntad y de manera que el cogobierno será con todos. Esto dará un respiro a un resignado electorado que no confió en Castañeda, pero que al menos tendrá a sus representantes de cada partido político (Regidores) fiscalizando la gestión que se viene.

Solidaridad Nacional tendrá 23 regidores, los apristas 8, los seguidores de Susana Villarán 4, Perú Patria Segura 2, Fuerza Popular 1 y el PPC 1.

En un país donde la justicia tarda, no hay que sentenciar antes de tiempo. Si la valla es superar las expectativas de los electores, hay que ponerse a trabajar y subsanar los errores que se hayan cometido en el camino.

Si Luchito, vuelven las obras y ese será la mejor prueba para saber si fuiste una elección consciente y de fe. Ahora la solidaridad tiene que ser con todos, no solo con el 50% que votó por ti, sino con el otro 50% que no voto y que necesitará de esas obras para revertir la sensación de desconfianza. La clase política también tiene que recuperar autoridad y la gente tiene que empezar a creer en sus autoridades. No hay que temerle a la política. Vayamos hacía la luz y dejemos de escondernos en el miedo y la resignación. Somos una sociedad de opinión pública, actores sociales que tenemos el derecho de participar y hacer escuchar nuestra voz a favor o en contra de alguna reforma. La resaca pasará y hay que estar firmes en nuestros ideales, dejar en individualismo y pensar en lo colectivo, en una mejor Lima. El eclipse pasará de todos modos y el sol volverá para todos.